En el curso pasado María, animada por Diego López en la asignatura de historia, participó en este concurso organizado por las fuerzas armadas escribiendo una magnífica carta con la que ha conseguido este reconocimiento.
Recordad que el ejército construye paz y seguridad. ¡ Enhorabuena María!
Compartimos la Carta:
“FUERZAS DESARMADORAS”
Estimado cuerpo de las fuerzas armadas,
Me dirijo a vosotros a ciegas, sin conocer vuestras caras, ni vuestros nombres, pero sin
necesidad de conocerlos. Reconozco que tampoco conocía mucho vuestra labor hasta que no he empezado a investigar un poco.
Y cuál ha sido mi sorpresa al encontrar que más que fuerzas armadas, deberíais haceros
conocer como fuerzas “desarmadoras”, porque justamente eso es a lo que os dedicáis, a desarmar conflictos. Y no solo me refiero a conflictos bélicos, sino que también os dedicáis a desarmar el caos provocado por las catástrofes naturales como incendios, inundaciones, o volcanes en erupción.
Comenzáis desarmando vuestras vidas, entregándolas al servicio militar, y dejando atrás madres, padres, parejas, hijos y amigos. Poniendo miles de kilómetros entre vosotros y vuestros seres queridos y acercándoos cada vez más a proporcionar agua, alimento, educación y medicamentos a los más desfavorecidos. No solo en nuestro país, sino que estáis dispuestos a sacrificar vuestra propia seguridad y salud a favor de aquellos países que están en guerra o que son más subdesarrollados.
Incluso habéis conseguido ayudar a desarmar una de las mayores amenazas que hemos tenido a nivel mundial: el virus que ha paralizado a un mundo entero, pero que no ha conseguido paralizar vuestra labor, sino que os ha motivado a trabajar con más fuerza que nunca. En especial el cuerpo de sanidad, que ha estado colaborando con la sanidad civil, y garantizando no solo un refuerzo del personal sanitario, sino que también os habéis asegurado de que hubiese suministro de material médico para que entre todos pudiésemos combatir esta dura lucha.
Decía al comienzo de esta carta que no os conocía, y que tampoco me hacía falta, porque es verdad. Dice el refrán “haz el bien y no mires a quien”, y a mí no me hace falta miraros, ni conocer más datos de vosotros que los valores de constancia, fuerza, valentía y humanidad que dejáis implícitos en cada operación que lleváis a cabo. Y me gustaría resaltar el valor de humanidad que implicáis en cada proyecto ya que, en mi ignorancia, pensaba que solo os dedicabais a ir a la guerra. Cuando lo que hacéis es justo lo contrario; intentar evitar que no haya guerras y que podamos vivir en un país libre y seguro. Libertad y seguridad que nos proporcionáis vosotros al defender nuestros derechos desde tierra, mar y aire.
Sin embargo, no me gustaría terminar esta carta sin mencionar a todas esas mujeres que forman parte del cuerpo militar y que han ayudado a desarmar uno de los mayores estereotipos que desagraciadamente todavía seguimos teniendo, y que no es otro que demostrar que no existen trabajos “de hombres”, ni trabajos “de mujeres”. Que cuando lo que importa es servir, proteger y luchar por algo que crees justo y necesario, no existen diferencias de razas, sexos ideologías políticas, o culturas. Y que con su ejemplo sirven de inspiración a muchas niñas y jóvenes como yo, que también quieren. Me despido ya, no tan a ciegas como comencé al principio, y agradeciéndoos todo lo que sacrificáis para que los demás disfrutemos de un mundo mejor.
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